La cesión de un local mediante un precio y sin las existencias halladas en el interior. Así se define, generalmente, desde el ámbito jurídico, el traspaso, un procedimiento que subroga los derechos y las obligaciones de esas instalaciones a un tercero que asume dicho traspaso. Sea un traspaso de bar o restaurante, en este proceso existen fases comunes que debes conocer antes de decidirte o no por esta fórmula.

En primer lugar, si estás interesado en un traspaso, antes de nada, es necesario que tramites el alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Una vez efectuado, tendrás -por norma general, aunque existen algunas excepciones- que darte de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Si, en vez de autónomo, serás una sociedad civil, necesitarás redactar unos estatutos y presentarlos ante el notario y registro mercantil, por ejemplo.

La problemática común que suele encontrarse una persona cuando desea acceder a un traspaso es que el propietario o anterior inquilino del local haya modificado el proyecto inicial -el de carácter oficial- sin notificarlo. Por lo tanto, antes de que estampes tu firma en un contrato, es conveniente que contactes con un ingeniero, de modo que sea este profesional el que realice un análisis de las instalaciones. Además, debes acudir al Ayuntamiento para realizar el traspaso de la licencia de apertura del local, con el fin de que seas el nuevo titular, puesto que este permiso requiere renovación.

Finalmente, ambas partes tendréis que acordar las condiciones de ese traspaso en un contrato. En él se detallan las características de lo traspasado y las cláusulas alcanzadas entre arrendador y arrendatario.

En definitiva, el traspaso de un bar u otro negocio exige una organización detallada en la que contar con profesionales de la ingeniería te ayudará a cumplir todas las condiciones legales, evitándote sustos innecesarios.